lunes, 26 de mayo de 2008

Una noche

Despertó. Sintió algo de frío. No tenía idea de donde estaba ni como había llegado hasta allí. Miró a su alrededor, pero todo estaba oscuro. Lo único que puede ver es la cama donde esta tumbada. Las sabanas son muy suaves, de raso, oscuro, como toda la habitación. No puede ver a nadie en la habitación, pero se siente observada. Ella cierra los ojos e intenta despertar de lo que cree un sueño. Cuando ella los abre aún está en la misma habitación.
Entonces escucho una voz llamándola. Se giro hasta poder ver el lugar de donde venía aquella voz. El está de pie, mirándola. El tiene una mirada ardiente tras unos fríos ojos azules. Su pelo es negro y está revuelto. Ella no le ha visto en su vida, pero se siente como si le conociera. Él le dedica una sonrisa, la sonrisa más increíble que ella había visto. Su voz, aterciopelada y grave, la envolvió. "Has dormido durante mucho tiempo" dijo él. Ella va a preguntarle algo, pero antes de que diga nada, el pone su dedo índice en sus labios. Su dedo estaba frío como el hielo, e hizo que un escalofrió la recorriera de arriba a abajo. "Podrás hacer tantas preguntas como quieras cuando te reúnas conmigo"
El retiro el dedo de sus labios, se volvió y salió de la habitación. Ella se levantó y salió de la habitación donde despertó para seguirle. El la guio hasta una habitación con una gran mesa en el centro. Hay dos sillas, cada una en un lado opuesto de la mesa. El se sienta en una y hace un gesto para que ella se siente en la otra. Ella se sienta.
"Mi nombre es Oniro, y tu debes de ser Zehl. He estado esperándote"

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